Otro sábado de meteo estable que aprovechamos para seguir realizando actividad de catálogo, esta vez dirigimos nuestros pasos hacia el sector Sureste del Gorbeia.
Hoy toca subir hacia las simas que se ubican
en la cotas kársticas más elevadas del Gorbeia (aprox. 1.325 s.n.m).
pero antes queremos pasar cerca de la G-33 para intentar localizar y
tomas coordenadas de la G-49, que supuestamente se sitúa 40 al norte de
ella. No la conseguimos localizar pero en la intensa prospección que
desarrollamos localizamos una pequeña sima, que se sitúa 40 al sur de la
G-33. Queda explorada y catalogada como la G-333.
Aprovechamos para comer a la sombra porque después ya no hay árboles en las alturas. Antes de enfrentar el cuestarrón a pleno sol decidimos descender hacia la sima de Pagosuzieta, porque en sus proximidades de localiza la sima G-293 de la que tenemos pendiente tomar coordenadas.
De nuevo
toca remontada a pleno sol y por fin llegamos a las inmediaciones de la
G-24 en donde sabemos tenemos dos simas exploradas, pero no asignado
número de catálogo. La G-334 es un hermoso pozo de 20 m. abajo el
fuerte aire aspirante se hace notar, pero no nos planteamos ampliar
paso. Más al Este, y sobre la G-24, catalogamos la G-335 sólo
tiene un pozo inicial de 4 metros y tras un angosto meandro otro pozo de
7 metros, pero la intensa corriente de aire que aspira nos hace
apuntarla para una futura jornada de trabajo.
Tras toma
coordenadas a la sima de Tiracantos, que se ubica justo en la muga con
Araba, sabremos si está en suelo vizcaíno y tendremos que volver a
topografiar y catalogar este pozo de 60 m.
Ya atardeciendo nos
dirigimos hacia el totalizador del collado del Aldamin. Por el camino
tomamos coordenadas de la G-300 (Azurikorraleta) y la G-301 (Bedargogor)
y de paso revisamos la boca de algunas cavidades que tenemos, unas
catalogadas y otras pendientes de catalogar. Las viejas marcas de hace
35 años se han borrado y tendremos que dedicar una jornada a re-explorar
y poner orden en el Catálogo. La anécdota del día la pone el encuentro
en ésta última zona con un rebaño de ovejas y los 5 mastines que las
protegen. Impone su presencia y número, afortunadamente nuestro
encuentro es más cariñoso de lo esperado.
Nos retiramos de las
alturas con las últimas luces del día y descendiendo hacia un mar de
nubes de algodón que producen preciosos juegos de luces y sombras en el
encuentro de las brumas con el hayedo.
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