De nuevo nuestros pasos se dirigen a una cueva explorada ya hace 30
años. Elorrea es una cueva laberíntica y sucia que todavía guarda 2 ó 3
incógnitas de esas a las que hay que echar las ganas por estar
protegidas por estrecheces y barro.
Vamos a por la incógnita que se
ubica en el punto final del sector oeste. Antes, dedicamos un rato a una
incógnita que se sitúa en una rampa descendente cercana a la boca
G-119, boca superior y por la que hay que descender un pozo. Nosotros
entramos por la boca cueva, más accesible y que no necesita cuerda.
En
la rampa íbamos a buscar un punto en el que recordábamos había que
instalar cuerda. Después de dar unas cuantas vueltas, no localizamos la
rampa. Por contra, descendemos hasta un punto bajo en el que exploramos
zona no pisada. Una desobstrucción corta, pero laboriosa, nos permite
acceder a una ampliación, pero vemos huellas. No sabemos con qué galería
hemos conectado exactamente, pero no tiene más interés para nosotros
dentro de éste laberinto de 4 kms.
Seguidamente nos vamos para
el sector oeste. No recordamos casi nada del camino, pero tiene poca
pérdida, eso sí, es más incómodo de lo que esperábamos. Alcanzamos la
cabecera estrecha de P-15 y tras equipar tenemos que dar una cuantas
vueltas en el fondo para darnos cuenta que la continuación que nos
interesa no está allí abajo. A medio pozo el aire nos muestra el camino.
Equipamos un pasamanos para superar un desfonde que sospechamos en su
día hicimos a kapela. Un poco más allá un nuevo pozo en el que tampoco
encontramos los viejos spit. ¿Cómo y por dónde bajamos aquello?.
Abajo
nos espera un largo meandro en el que las concreciones y algunas
estrecheces nos entretienen. Continuamos sin recordar nada sobre el
camino.
Finalmente el meandro se amplia, para nuestro alivio, y
50 m más adelante alcanzamos la zona final. Por un lado tenemos una
estrecha y sucia gatera, y tras ella se escucha el rumor de agua unos 15
metros más abajo. Por otro lado, un meandro amplio y ascendente nos
lleva pronto a un nuevo pozo. Lo descendemos, pero abajo está totalmente
colmatado. Reparamos en una escalada a hacer sobre el pozo. Arriba nos
espera una amplitud, que esperamos nos de la llave para continuar. No
sabemos ciertamente si la escalada la hicimos en su día. Creemos que no.
Aquí tendremos que volver con más material y también de escalada.
El
tiempo se nos agota, pero antes queremos echarle una mirada a la gatera
sucia. Tras superar el paso avanzamos unos metros en altura por un
meandro que se encaja. hay que equipar pozo para saber cómo termina
abajo. Tenemos que ampliar un poco la gatera para salir, pues cuesta
arriba pesa más superar su reducida sección.
Tanto en la
gatera como en la escalada percibimos la corriente de aire que entra.
Nos retiramos porque el toque de queda (hay que estar en casa a las 22
h) nos marca el fin de la exploración.
Alcanzamos el exterior
embarrados y algo cansadillos. Poca espeleo en los últimos meses y la
cueva es peleona. Esperemos que lo visto al fondo, sobre todo la
escalada, nos den alguna alegría.