Una vez más accedemos a la cavidad ilusionados
por la posibilidad de conectar con la Red del Silencio. Las lluvias se
han tranquilizado y el caudal que se precipita en la boca puede rondar
un tercio del de la semana pasada. El agua podría todavía convertirse en
un problema, pero hasta donde conocemos nos encontraremos al menos la
sima más amable.
El equipo de punta toma la delantera cargado de
material, no queremos que nos pare la falta de él. El equipo de
topografía alcanzamos la base del P-73 y sacamos los trastos. El ruido
de la cascada, tal como esperábamos, es menos atronador, pero aun así
dificulta la comunicación de datos y nos deja incomunicados con el
equipo de avanzadilla.
Alcanzamos el meandro colgado del P-30 y oímos hablar, pero no conseguimos entendernos.
Ya en la cabecera del nuevo pozo que dejamos por
descender la semana pasada llegan las malas noticias. Tras descender el
nuevo pozo, de unos 30 m de desnivel, y cuando el meandro aumentaba
anchura, repentinamente ha llegado la estrechez que temíamos podría
estar esperándonos.
El agua se sume por un estrecho y bajo meandro en el que solo podemos avanzar apenas unos metros.
Revisamos una diaclasa ascendente que termina
colmatándose y a medio camino, una gatera a media altura nos da
esperanzas. Tras ampliarla a mazazos conseguimos pasar y ponernos por
delante del punto alcanzado por el activo, pero el meandro continúa
igual de intratable y el aire apenas circula por aquí.
Terminada la topo comenzamos a remontar ya cargados de material, pues apenas hemos utilizado una cuerda de 53 m y 7 anclajes.
Decidimos subir desequipando salvo que en el ascenso localicemos algo evidente y fácil de trabajar.
En la cabecera del P-30 de nuevo nos mosqueamos
con el aire y comenzamos una travesía aérea. Tras clavar varios
tornillos vemos que la labor es ardua y decidimos finalmente parar
temporalmente la exploración y desequipar la cavidad para acometer otros
objetivos en los que estamos interesados antes de que entre el
invierno.
La retirada bien cargaditos de material se hace
si cabe más dura con la moral baja. Realmente pensamos que teníamos
opciones de llegar hoy a conectar con la Red, pero no pudo ser.
Dejaremos reposar la exploración, está muy difícil pero todavía no
pensamos en rendirnos.