Decidimos dedicar este fin de semana largo a revisar unas viejas
incógnitas que tenemos en éste karst explorado por nosotros en los años
1988-1989 principalmente, y sobre el que publicamos un artículo en la
revista Karaitza nº 3
El jueves a la tarde partimos desde Bilbao: Sara, Aitor, Vid, Iñaki
y David, para dormir ya en la zona de Isaba y el viernes a primera hora
comenzar la actividad.
La primera cavidad elegida es la EZ-28 situada sobre la cota 1.700
m.s.m, una sima en la que descendimos más de 90 m de desnivel quedando
frenados ante una estrechez sopladora. Tras dos horas de ascenso nos
presentamos en la boca e instalamos de nuevo la cavidad entera con
tornillos msm. En el fondo la cavidad está más húmeda de lo esperado
pero el desconcierto llega al no localizar la estrechez sopladora.
Decidimos retirarnos desequipando muy a pesar nuestro. En el exterior el
día ha estado ventoso y frío lo que seguramente tampoco ayudó a
perseguir la corriente de aire.
Tenemos algo de tiempo todavía y nos vamos hasta la EZ-4 para
estudiar de nuevo cómo abordar la entrada de éste sumidero plagado de
bloques inestables. Lo seguimos evaluando con el mismo grado de
dificultad que hace 30 años, pero observamos que algún bloque se ha
desplazado con el paso del tiempo cambiando la configuración de la
entrada. ¿Terminarán moviéndose los bloques en el sentido de facilitar
algún día el acceso?
Nos retiramos con las frontales encendidas pues ya ha anochecido y
porteando el material hacia la zona de intersección que mañana nos
llevará a la EZ-6, nuestro segundo objetivo de éste fin de semana largo.
El sábado la subida se hace más llevadera, gran parte de material
está arriba y la EZ-6 se sitúa sobre la cota 1.500 m.s.m, o sea, que en
la aproximación ahorramos un buen trecho respecto al viernes.
Nos cuesta un poco localizar la sima, resulta que la boca está
tapada pero el aire que exhala la hace evidente. Metemos un tornillo
para retirar a tracción el bloque principal que la tapona y tras
trabajar un rato la cabecera, la entrada queda como la conocimos en su
día.
La EZ-6 solo tiene algo más de 60 m de desnivel en dos pozos
concatenados. La actualización de su instalación nos lleva menos tiempo
que la de la EZ-28. Una vez abajo, persiguiendo la circulación de aire,
que aquí si es más marcada, realizamos una fuerte trepada que nos lleva a
una estrecha diaclasa no vista en el 88 y por la que llega el aire.
Conseguimos ensanchar un poco el paso estrecho que nos esperaba arriba y
avanzamos unos pocos metros hasta la cabecera de un pozo de unos 8 m.
Tras conseguir ampliar la cabecera hasta hacerla accesible, nos quedamos
con las ganas de descenderlo porque no tenemos cuerda.
Desequipamos la sima, pero ésta vez toca salir con la moral alta y las ganas de volver pronto.
El domingo toca recoger y distribuir los bultos y poner rumbo a
Bilbao. Llega la lluvia, afortunadamente nosotros hemos disfrutado de
dos días secos que nos han permitido cumplir nuestro plan y ya no nos
importa tanto.
Mientras nos alejamos del macizo nuestros ojos recorren una vez más
las laderas de la montaña preguntándonos si después de tantos años
volveremos a disfrutar de nuevas exploraciones en sus entrañas.