Continuamos aprovechando el buen tiempo y los días en que aun
disfrutamos de más luz para rescatar del archivo de incógnitas
pendientes otra de las antiguas cavidades, explorada hace más de 25
años.
La G-43 tiene un acceso de más de hora y media hora de marcha,
llegando hasta la zona de Arranbaltz. Después de muchos años volvemos a
ésta pequeña cavidad porque tenemos bien presente la clara corriente de
aire que la recorre. Queremos revisarla con mirada
del siglo XXI.
Equipamos la sima tras superar su estrecha rampa de entrada. Las
innumerables hojas del hayedo almacenadas en la dolina la hacen aun más
exigua.
Trabajamos durante unas cuantas horas pero no conseguimos superar
la estrechez del fondo y tendremos que volver, pero la nítida corriente
de aire que exhala nos motiva.
Otro equipo realiza una prospección en los alrededores. Baja hasta
la Peña de Urratxa para mirar una vez más por dónde se sume la erreka
que circula por el valle de Zastegi. Detectamos un soplador. Las
posibilidades de entrar se presentan muy escasas pero
quizá nos animemos a intentarlo. Unos pocos metros por encima del
sumidero, una pequeña estrechez en la pared exhala aire, sabemos que
proviene de la cueva de Urratxa que recorre las entrañas de la peña,
otra cosa es que alguna vez lleguemos a entrar a la
cueva desde ésta ladera de la peña.
Volviendo hacia la G-43 por la margen izquierda de Zastegi
localizamos 2 pequeños saltos -quizá relacionados entre sí- en los que
no vemos marcas de catálogo y nos entran dudas de si fueron descendidos.
En el interior de la G-43 se continúa trabajando por lo que
proseguimos con la prospección ladera arriba, hacia la cueva de
Arranbaltz. Todo lo que localizamos está ya catalogado salvo una pequeña
cueva, unos metros por debajo de la G-145. Se trata de
una pequeña cavidad que deberemos revisar con detalle para ver si tiene
entidad como fenómeno catalogable.