Tras la exploración de finales de Agosto quedamos un poco decepcionados y vimos pocas expectativas de exploración -tras forzar pasos estrechos e incómodos- pero nos habíamos quedado ante un gran pozo y tras rumiarlo un poco pensamos que no podíamos dejarlo sin más.
Cargados como íbamos de cuerdas, anclajes y material de desobstrucción nos plantamos ante el pozo impenetrable que nos paró en la anterior ocasión; por fortuna, tal y como esperábamos, el trabajo de maza y puntero (con la ayuda del taladro para debilitar la zona) fue suficiente para abrirnos paso a un pozo que resultó ser de 52 m de desnivel.
El pozo, con unas dimensiones de 30x2 en planta, se convierte en la parte inferior de uno de sus extremos en un meandro encajado e impenetrable, mientras que a medio pozo se aprecia paso hacia un pozo contiguo que pensamos que se corresponde con el P-75 de la vía principal.
Siguiendo en la dirección opuesta y tras una corta galería llegamos ante un pozo de 35 m, en cuyo fondo no pudimos hacer pie porque se nos terminó la cuerda; aunque sí que pudimos ver cómo nace un meandro desde su base. Junto a este pozo y tras una pequeña trepada por su parte izquierda seguimos un meandro desfondado y descendente en donde no pudimos continuar más que unos pocos metros, debido a la necesidad de instalar cuerda y a que se acabó la batería del taladro (no contábamos con el consumo extra en las tareas de ampliación de la cabecera del P-52). La zona presenta profundos desfondamientos y aunque en las zonas batidas por el agua la roca limpia permite plantearse esforzadas oposiciones, en otras partes existen recubrimientos de limos depositados por brumas turbias que suponen un serio peligro.
Al fondo de esta zona se aprecia una zona amplia que parece ser un pozo apenas percibido entre la oscuridad.
En toda esta zona final apreciamos signos de que el agua puede ser problemática, siendo conscientes de que la fuerte sequia que estamos sufriendo nos ha favorecido esta vez.
De
salida topografiamos la zona, lo que supone una tarea complicada al
desequipar también y portar con nosotros abundante material por los
estrechos y desfondados meandros.