Con buena meteo, que la cavidad se ubica a casi 2 h de marcha desde
Pagomakurre, decidimos comenzar a equipar la sima para re explorarla con
una mirada actual.
Terminada la exploración de la sima Arranbaltz,
tal como teníamos planificado, movemos hasta Basatxi las cuerdas
desequipadas a las que añadimos una más de 46 m.
La
sima se abre casi a la cota de 1.200 m.s.m. y nos recibe con su baja
temperatura y húmedas paredes. No habíamos vuelto a ella desde los años
1986 y 1987 en que la exploramos y nos cuesta encontrar el camino hacia
el P-60 una vez descendidos los primeros pozos, y atravesando una red de
pequeños paleoniveles a diferente cota que se convierten en un pequeño
laberinto de desfondes y paredes resbaladizas.
Por
fin alcanzamos la cabecera del P-60 y visualizamos un marcado
paleonivel por encima de él, uno de los objetivos que nos ha traído a la
sima y que volvemos a comprobar que nos augura una larga y acrobática
travesía. La cavidad se halla lejos de dos posibles surgencias y soñamos
con poder hacer un generoso y largo descenso hacia ellas por lo que no
escatimaremos esfuerzos, si localizamos incógnitas dignas de ellos. Se
nos ha hecho tarde y no queremos llegar demasiado tarde a Bilbao. Como
nos queda un largo camino de vuelta decidimos retiramos a una hora
prudencial y volvemos a superficie con las últimas luces de un precioso
atardecer.
Mientras se equipa la sima, otro
equipo aprovecha para realizar una prospección de unas 3 h hacia el
Este. En un amplio bosque, en el que las cavidades brillan por su
ausencia, lo más destacado de la prospección es la re localización de un
sumidero que recordábamos haber visto hace décadas. Comprobamos el
interés de la cavidad, que no tenemos todavía catalogada, y a la que sin
duda volveremos con elevadas expectativas puestas en ella.
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