martes, 19 de enero de 2021

16.01.2021 Atxuri - G-310 y G-311 nuevas cuevas


 De nuevo una salida de exploración robada a los desesperantes bloqueos de la Covid-19. La nieve señorea en el Gorbea. Decidimos abordar la exploración de las dos últimas cavidades localizadas en prospección de mediados de diciembre 2020.

Ambas cavidades se ubican no lejanas al paso de Atxuri. La cota media de 900 m.s.m. también ayudaran a que los niveles de nieve estén un poco más bajos.
Encontramos menos nieve de la esperada en el acceso con vehículo y nos animamos a dejar las raquetas en el coche, y solo utilizar las polainas.
 
La primera exploración que abordamos es la de la cueva colgada en la pared, cercana al paso de Atxuri. Tras una escalada de apenas 4 m accedemos a su amplio porche. El primer impacto visual es motivador, observamos una galería de modestas dimensiones que se prolonga claramente. Rápidamente, deviene el bajón. avanzamos unos 25 m. y la galería ha ido reduciendo sección hasta convertirse en una rampa ascendente que abruptamente se colmata. Topografía, fotos, y la G-311 queda incluida en el Catálogo. Lástima que la cueva no se haya prodigado más, se trata de una antigua surgencia que nos podría haber dado un paseo por debajo del calizal de Arralde.
 
Superamos el paso de Atxuri y salimos de la pared a la plataforma. El sol nos premia. Se agradece un montón y aprovechamos para comer en una calva de nieve.
 
La siguiente cavidad se ubica cercana al buzón cimero del pico de Atxuri. En su boca nos recibe un cálido aire exhalante. Esta corriente de aire nos ha traído en volandas a explorar este minúsculo acceso.
Entramos en a cavidad y a los pocos metros finaliza. No sentimos la corriente de aire. La cavidad es justo catalogable. Tras topografiarla, insistimos en la búsqueda del aire circulante y detectamos un paso estrecho. Tras superarlo, avanzamos unos 40 m arrastrándonos entre barro y charcos de agua. La continuación no es clara, pero tampoco la damos por terminada. Volveremos un día más propicio. El deshielo ha vuelto la gatera en un fangal y además de dificultar la exploración, también está la topografía (y que además hemos detectado que el Dixto se ha descalibrado un poco). Marcamos la cavidad como G-310.
 
Ya no nos queda mucho tiempo así que decidimos no ir a por otras cavidades, y disfrutar de los últimos rayos de sol y del paisaje profusamente nevado de las cumbres cercanas. Nos retiramos disfrutando de este día de montaña y exploración (aunque poca) y sabedores de que quizá la próxima semana volvamos a estar confinados en Bilbao.
 

 

 

lunes, 11 de enero de 2021

DE RAQUETAS POR ITXINA. 2021-01-08 y 09

 

Después de un largo tiempo en el que una combinación de meteorología adversa y Covid-19 nos ha mantenido inactivos hacemos por fin una salida a Itxina. Somos dos y uno de nosotros ya ha superado el maldito covid, así que no rompemos el principio de prudencia que tanto está perjudicando a nuestras actividades.

El plan es aprovechar el blanco manto de nieve que recubre Gorbeia para sacar unas fotografías que ilustren el momento. La importancia de los factores climáticos en la genética kárstica de Itxina es importante y queremos poder ilustrarlo.

La idea es dormir en la Cueva de Supelegor, así podremos llegar hasta lugares apartados sin que la noche se nos eche encima en el camino de vuelta.  Contamos con que al dormir en una cueva grande estaremos menos influenciados por las temperaturas del exterior. 


 

Tras dejar las cosas en la cueva nos abrimos camino hacia el Axkorrigan, queremos llegar hasta un punto que nos ofrezca una buena panorámica sobre Atxarre. El camino resulta complicado y peligroso, los lapiaces y las ramas combadas por la nieve no nos lo ponen fácil.

Tal y como pensábamos la vista es extraordinaria e intimidante. Atxarre nevado es un infierno helado; así que nos contentamos con contemplarlo desde nuestra atalaya. Por desgracia acabaremos descubriendo más tarde que las fotos que hemos tomado no hacen justicia a lo que hemos podido ver en directo.

De retirada a Supelegor comprobamos que la cueva está muy ventilada y fría; aun así buscamos un lugar en ella donde pernoctar -otras posibles alternativas quedan muy a desmano-. Nos tenían que haber alertado la presencia de carámbanos en los alrededores y el duro suelo,  que está así porque está helado.  Nos espera una larga y fría noche en la que apenas pegamos ojo.


 

La nieve en polvo nos ha engañado, adherida a la vestimenta ha acabado por mojar la ropa térmica; podríamos haberle puesto remedio poniéndonos encima prendas más adecuadas, pero ¡parecía estar todo tan seco! Contábamos con secar la ropa dentro del saco de dormir, pero hace demasiado frío para eso; así que vemos pasar unas horas de pesadilla esperando a que llegue el día y poder salir huyendo.

Finalmente las condiciones mejoran tanto como para poder tomárnoslo con cierta calma y retirarnos sin prisas, disfrutando del panorama y sacando algunas fotos, aunque no tanto como para que no salgamos magullados de la experiencia.