De nuevo, y aprovechando la
fuerte seca, dirigimos nuestros pasos a la cueva de lo Nuevo en Ojebar.
Ésta vez toca arrastrarse con arneses y sacas pues vamos a descender uno
o los dos pozos que nos detuvieron la semana pasada. Primero le
dedicamos un buen rato a dulcificar, pala en mano, algunos pasos bajos
que obligaban a tirar bastante de hombros. Llegamos a los activos, y
decidimos -in situ- ir a por el segundo rio. Fácil elección pues hasta
lo que conocíamos no tocaba mojarse, por el contrario el pago estaba en
que deberíamos arrastrarnos por más tiempo.
Primero instalamos un
pasamanos por encima del pequeño pozo que superamos la semana pasada en
libre y nos presentamos en el final alcanzado. Unos pocos metros más
allá la galería termina cerrándose y colmatada de piedra y arena. No se
nota corriente de aire . Por el momento lo damos por finalizado, a pesar
de que la galería que nos ha llevado hasta allí, es la más elegante de
la cavidad. De regreso eliminamos una incógnita lateral y comprobamos
que los desfondes se hacen impenetrables y no nos permiten descender
hasta el río. Retrocedemos hasta el pozo, lo instalamos y abajo volvemos
a retomar el cauce. Justamente donde descendemos llega otro cauce, que a
priori tiene mayor envergadura. Lo remontamos por unos 100 m y
abandonamos la exploración (¿se corresponderá con el cauce paralelo
explorado la semana pasada, en el que tenemos otro pozo por descender?)
Tiramos hacia abajo, que por
el momento es lo que más nos interesa a priori, pero a los pocos metros
aparece un nuevo pozo. Abajo, al tirar piedras para sondear, se escucha
un estanque profundo. Afortunadamente en la base hay un paso que nos
evita bañarnos, pero para continuar de nuevo hay que echar cuerpo a
tierra. En alto dejamos una pequeña travesía artificial pendiente para
alcanzar un modesto conducto fósil. Río abajo avanzamos y por dos veces
conseguimos burlar, mediante cortos tramos laterales ligeramente
elevados sobre el cauce pasos impenetrables por los que el agua continua
circulando. El aire se hace notar, pero finalmente el conducto fósil se
estrecha y volviendo sobre el cauce un paso largo y muy bajo -que no
superamos hoy y no está nada claro que vayamos a poder superar- pone
final a la exploración del día.
Dejamos los pozos instalados
y nos retiramos pues tenemos hora y media de paseo, excesivo tiempo
para recorrer un desarrollo de apenas unos pocos centenares de metros.
Alcanzamos la calle a las 22 h con gran alivio para brazos y piernas que
dejan de remar, y cabeza que vuelve a retomar su posición natural.