domingo, 29 de septiembre de 2019

21.09.2019 Volvemos sobre la G-43

 
Continuamos aprovechando el buen tiempo y los días en que aun disfrutamos de más luz para rescatar del archivo de incógnitas pendientes otra de las antiguas cavidades, explorada hace más de 25 años.
La G-43 tiene un acceso de más de hora y media hora de marcha, llegando hasta la zona de Arranbaltz. Después de muchos años volvemos a ésta pequeña cavidad porque tenemos bien presente la clara corriente de aire que la recorre. Queremos revisarla con mirada del siglo XXI.
 
Equipamos la sima tras superar su estrecha rampa de entrada. Las innumerables hojas del hayedo almacenadas en la dolina la hacen aun más exigua.
Trabajamos durante unas cuantas horas pero no conseguimos superar la estrechez del fondo y tendremos que volver, pero la nítida corriente de aire que exhala nos motiva.
Otro equipo realiza una prospección en los alrededores. Baja hasta la Peña de Urratxa para mirar una vez más por dónde se sume la erreka que circula por el valle de Zastegi. Detectamos un soplador. Las posibilidades de entrar se presentan muy escasas pero quizá nos animemos a intentarlo. Unos pocos metros por encima del sumidero, una pequeña estrechez en la pared exhala aire, sabemos que proviene de la cueva de Urratxa que recorre las entrañas de la peña, otra cosa es que alguna vez lleguemos a entrar a la cueva desde ésta ladera de la peña.
Volviendo hacia la G-43 por la margen izquierda de Zastegi localizamos 2 pequeños saltos -quizá relacionados entre sí- en los que no vemos marcas de catálogo y nos entran dudas de si fueron descendidos.
En el interior de la G-43 se continúa trabajando por lo que proseguimos con la prospección ladera arriba, hacia la cueva de Arranbaltz. Todo lo que localizamos está ya catalogado salvo una pequeña cueva, unos metros por debajo de la G-145. Se trata de una pequeña cavidad que deberemos revisar con detalle para ver si tiene entidad como fenómeno catalogable.



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