Sábado lluvioso en el que la meteo anuncia la entrada del otoño con su
cara más invernal. Nosotros tenemos planificado, y con ganas, retomar la
re-exploración de la torca de las Corveras iniciada en el 2017.
Para
allí nos dirigimos: Sara, Esther, Vid, Aitor, Iñaki y David,
conscientes de que la lluvia nos podría fastidiar, pero confiados en la
instalación que nos mantendrá alejados de una posible crecida.
Iniciamos el acercamiento a la boca de la sima entre tímidos
chubascos, pero llegando a destino la lluvia fuerte hace acto presencia y
así continuará todo el día. En principio nos tranquiliza comprobar que
el sumidero lleva poco caudal. pero pasando las horas podremos comprobar
que la temida crecida se estaba gestando.
Equipamos las verticales y comenzamos la escalada a - 150 m.p.
Según el dixto tendremos que remontar al menos 17 metros para alcanzar
una posible ventana en la chimenea que remonta mínimo 40 m.
Escalamos los 17 m y más pero la continuación no se encuentra en
las alturas. Mientras, el equipo de fotografía y transporte de material
comprueba el aumento de caudal en el péndulo del pozo de 30, tomando
fotos en el pasamanos.
El equipo de escalada, retirándose de las alturas, localiza una
entrada -oculta a la vista- a un meandro a +10 sobre el pasamanos desde
el que se ha iniciado la escalada. Una vez accede a él, puede recorrer
unos metros comprobando que otra gran cascada paralela se suma al caudal
de la sima, ahora ya en franca crecida. Pero, lo más importante, en el
meandro se inician tres pozos que se estiman en una profundidad de 60 o
más metros.
Con las lógicas reservas sobre el hipotético sondeo de los nuevos
pozos (debido al ensordecedor bramido de la cascada) remontamos la sima
ilusionados con las nuevas posibilidades de continuación localizadas, y
también un poco preocupados por las cascadas que nos amenazan,
afortunadamente comprobamos que la instalación nos mantiene a salvo
aunque no secos.
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