Aprovechando que tenemos un periodo de seca y que el día se presenta
caluroso, nos presentamos en la sima de Brenavieja para intentar
desvelar el misterio de su circulación de aire. Hacemos dos equipos, uno
bajará por la vía fósil y el otro por la activa, persiguiendo la
corriente de aire, hasta encontrarnos ambos equipos.
Por la vía activa llegamos hasta el péndulo en el P-50 que hace más
de dos décadas hicimos para comenzar las escaladas, siguiendo el aire. A
éstas alturas de la sima podemos hablar bien con el equipo que
desciende por la vía fósil. En ambas vías de pozos el aire es entrante.
¡Por fin vamos a descubrir por donde marcha el aire!.
Conectamos ambos grupos en la base del P-40 de la vía fósil. La
corriente de aire es fuerte y clara, hay que buscar en alto del P-40.
Una larga y acrobática travesía en alto del P-40 nos deja
perplejos, una vez más el aire se vuelve a burlar de nosotros y no
llegamos a comprender bien por dónde escapa. En todo caso, habría que
hacer una desobstrucción en la punta de la travesía y ascendiendo, tarea
un tanto compleja, avanzando hacia un sitio que no tiene buena pinta
.......
Por el momento decidimos parar de nuevo la exploración y salir
desequipando todo. Dejaremos de nuevo reposar la incógnita, aunque la
verdad es que cada vez estamos más hartos de los impedimentos que nos
está presentando ésta sima.
Cuando estamos todos en superficie, aun nos queda un buen rato de
luz así que decidimos irnos a revisar la sima RN-109. Esta sima no está
lejos de la sima de Brenavieja. Se trata de un pozo de 22 metros. que
actúa como sumidero estacional y está ubicado en el centro de una amplia
canal. Consideramos interesante revisarla con mirada del siglo XXI.
Mientras nos acercamos a ella, localizamos un pozo junto a la pista
que se desarrolla paralela a la canal, a pocos metros de la 109 y
decidimos explorar (no lo tenemos catalogado). Desciende Esther colgada
del arnés de Aitor, pues todo alrededor es arenisca y parece ser solo un
pozo de unos 5 m. Abajo se sondea un pozo de quizá 10 ó 15 m pero todo
continúa siendo arenisca y las amenazantes piedras provocan que
desistamos de descenderlo.
Ya en la boca de la 109 comprobamos que no entra agua, buen momento
hemos elegido. Descendido el P-22 revisamos toda la base localizando un
pequeño y estrecho meandro por el que el aire aspira. Se nos ha hecho
ya tarde y el sitio no es nada atractivo, así que dejamos la incógnita
anotada para otra ocasión. Damos por finalizada la jornada
espeleológica.
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