Después de muchas deliberaciones optamos por ir a la sima de
Obarreta; los benignos pronósticos meteorológicos y el hecho de contar
esta vez con “todo terreno” nos inclinan por ese plan. Cada vez es más
difícil encontrar en invierno un objetivo viable en Gorbeia y hay que
aprovechar.
Hace años quedo pendiente una escalada en uno de los afluentes de la
cavidad, y le ha llegado su hora, después de que durante mucho tiempo
las labores en Itxina hayan tenido prioridad (a cuenta del libro
pendiente).
En su día hicimos una primera escalada que nos llevó hasta otra que
quedo sin hacer. Después de repetir la primera ascendemos remontando una
inestable rampa de bloques hasta la base de la segunda, donde vemos una
chimenea regada que nos quita todas las ganas de seguir escalando. La
morfología de la cavidad nos hacía pensar en un paleonivel que nos
permitiese avanzar hacia la Red de Austigarmin, pero nuestros recuerdos
idealizaban la realidad y la zona resulta tener todo el aspecto de una
sima que llega, lo que explicaría la corriente de aire. Los precarios
bloques y cantos de arenisca indican un aporte de rellenos propio de una
sima vertical, lo que le quita interés a la bonita –aunque regada-
escalada que tenemos por delante; de modo que no sufriremos de ansiedad a
la espera de tiempos más secos para poder retomar este objetivo.
Después de topografiar el tramo ascendente nos damos una vuelta por
la cavidad, para entretenernos sacando alguna foto, avivar el recuerdo
de la época de su exploración y para que disfrute de ella quien no la
conoce. Todo ello no impide que salgamos con luz diurna, lo que no deja
de resultarnos extraño, sobretodo dada la hora a la que anochece en esta
época.
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