Amanece día lluvioso y venimos
de jornadas anteriores también con lluvias, la razón dice que no es
aconsejable ir a Corveras, pero como lo único que ponemos en riesgo es
no ser muy efectivos si hemos de retirarnos por
estar la sima intratable, las ganas de continuar la exploración nos
llevan en volandas.
Subimos hacia la sima bajo la
lluvia: Sara, Aitor, Jon, Iñaki y David. Cuando llegamos a la entrada
vamos medio arrepentidos, la erreka corre saltarina y ruidosa hacia las
profundidades. Mientras el equipo de topografía
comienza su labor, el equipo de exploración decidimos continuar hasta
que la sima nos pare.
Avanzado por el estrecho
meandro que conduce a la cabecera del P-73 escuchamos el fuerte rumor
del agua, pero ya que hemos llegado hasta allí vamos a ver hasta dónde
podemos descender. Gratamente sorprendidos descendemos
el gran pozo, el escándalo proviene de más abajo. Terminamos de
instalar y descender el P-20 y alcanzamos la cabecera del P-30 que
vislumbramos hace dos semanas. El caudal surge rabioso de un meandro y
se precipita amenazante al abismo, pero podemos montar
una travesía en alto y el meandro hace un giro alejándonos del agua, lo
seguramente nos permitirá comenzar el descenso secos. Una vez instalado
podemos descender. En la zona inferior del P-30 Aitor se moja de lo
lindo, pero puede constatar que el meandro que
se inicia en la base del pozo es impenetrable. Hay que buscar paso en
altura.
Llega el equipo de topo a la
base del P-73 y terminada la topo opta por remontar a continuar
topografiando otras zonas de la cavidad, aquí abajo con la bulla y la
bruma sería un suplicio topografiar
Volviendo al P-30, A 15 m. de
la base divisamos un meandro que parece penetrable. De nuevo a montar
travesía con la radio a todo volumen a las espaldas, pero
afortunadamente solo llega la humedad de la bruma. Alcanzamos
el meandro, es estrecho pero penetrable, 15 m más delante de nuevo a
equipar pasamanos sobre meandro desfondado para alcanzar un punto lo
suficientemente ancho para descender. Al menos el agua no la tenemos
encima, pero la escuchamos golpear por debajo.
Descendemos un pozo de unos 25
m y de nuevo la cascada amenazante, pero una vez más por donde
circula
el agua se vuelve impenetrable y tenemos que montar un pasamanos unos 8 m
por encima de la base del pozo. Terminamos
los anclajes que traíamos instalando ul pasamanos ascendente,
afortunadamente podemos alcanzar la nueva cabecera y divisar un pozo de
al menos 25 m. que no es imposible sondear porque el estruendo del agua
no deja amplitud de onda acústica para ninguna otra
música cantarina.
Remontamos la sima al
encuentro con el equipo de topografía que ha terminado de topografiar la
boca por la que entramos y está levantando topografía de la segunda
gran boca. Ya todos juntos, un paso de hombros permite
superar una barrera de derrubios cementados y continuar la topografía y
exploración de ésta segunda boca. Se descienden dos pozos y tras
avanzar unos metros por el meandro se llega a la cabecera de lo que sin
casi duda es el P-36 de entrada, pero no hay cuerda
para descenderlo, ni mucho interés si es tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario