Ante el anuncio de buen tiempo nos resistimos a entrar todavía en grandes cavidades y decidimos continuar con labores de catálogo, que exigen más tiempo a la intemperie.
El miércoles 21 de octubre habíamos localizado unas simas en las cercanías de Larreder (Gorbeia) y decidimos abordar su exploración y catalogación.
Los coches
remontan en pelotones hacia Pagomakurre y nos alegramos de habernos
quedado en Larreder y así librarnos de los inevitables atascos
producidos por el bloqueo de los coches descendiendo al no encontrar
aparcamiento y los que subían, no queriendo renunciar a la posibilidad
de aparcar arriba,
Antes de descender el amplio pozo, que
había sido utilizado como nevera en el pasado, decidimos descender uno
más modesto, que se ubica a tan solo 5 m. Calculamos que podría conectar
con la nevera, y así fue, aunque no alcanzamos la base de ésta última.
Nos quedamos a unos metros ante un paso estrecho que decidimos no valía
forzar. Remontamos topografiando y desequipando.
Descendemos el amplio pozo de la nevera y abajo nace un meandro con aire.
¡Cómo
no suena esto!! pero no vemos huellas ni spit asçi que equipamos los
dos siguientes pequeños pozos y decidimos recorrer el estrecho y bien
ventilado meandro con la atención puesta en la localización de posibles
huellas. Efectivamente, al final encontramos una huella muy clara y
algunos indicios en algún otro punto. No cabe duda, son nuestras huellas
de hace 25 o más años.
Nuestro gozo en un pozo, solo que
remontar tomandonoslo con calma y obteniendo algunas fotos. La jornada
espeleológica se nos ha truncado de raíz.
El paraje está tan
modificado después de 25 años (donde antes había un bosque de pino
sucio, ahora hay una cuidada pista, hierba limpia, una bonita y antigua
canalización del arroyo para evitar que caiga por la nevera, simas
protegidas por estacas y redes, nuevo arbolado, ......)
Tan
confiados estábamos de que eran nuevas cavidades, y además tan
accesibles, en fin, un plan sin complicaciones, que no tomamos la
precaución de comprobar las coordenadas.
Aprovechamos lo que
queda de jornada para pasear hasta que anochezca por el karst de
Karkabitxueta, tomar unas fotos de lapiaces, y también de algunos
troncos de árboles arrancados de cuajo por la tormenta del martes noche.
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