Teníamos pensado continuar con el trabajo en la sima de Arrambaltz, pero
un baja inesperada de última hora nos hace cambiar de planes. Decidimos
volver sobre las simas G-306 y G-307, que no pudimos topografiar la
semana pasada por rotura del Dixto.
La mañana se presenta más
luminosa de lo esperado, y de nuevo nos vuelve a sorprender la gran
afluencia de vehículos al Gorbea, y de nuevo nos vuelve a salvar nuestro
permiso de circulación como espeleólogos del parque natural.
Ya
en la zona de las simas, mientras un equipo topografía la G-306, otro
se dedica a prospectar la zona para intentar localizar una antigua sima
catalogada por el GEV. Localizamos una pequeña cueva, que no es
catalogable por sus dimensiones y dudamos de si realmente localizamos lo
que buscábamos.
Después nos desplazamos hasta la G-307, y
tras comer, de nuevo uno equipo entra en cavidad y otro continúa en
prospección a la búsqueda de dos nuevas simas, también recogidas en el
antiguo catálogo de GEV.
De nuevo la localización de las simas se resiste, protegidas por un sector profusamente poblado de dolinas y grietas.
Mientras, en la G-307 se trabaja en el estrecho meandro del fondo, pero no se consigue superar el paso.
Tras
obtener alguna foto y comprobar que el aire no parece circular por el
fondo, se comienza a remontar y hacer la topografía. En la base del
primer pozo, de nuevo notamos la circulación de aire -entrando- pero nos
parece menos interesante porque podría estar relacionada con una
chimenea a la que tendríamos que acceder mediante una travesía. Estamos
cerca de la calle y la tarde ya avanzada por lo que decidimos dejar la
incógnita para un futuro.
Nos tomamos la bajada a Pagomakurre con tranquilidad y disfrutando de un atardecer soleado, que no nos esperábamos.
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