La nieve ha hecho acto de presencia en cotas
bajas, y no nos planteamos ir hacia el Gorbea, el invierno se viene
anunciando y buscamos refugio en Rasines.
Ha llovido intensamente los últimos días, así que
antes de subir para Brenavieja decidimos visitar la boca de la cueva
del Valle para que las nuevas generaciones la vean en carga. Tal como
imaginábamos, el caudal ruge sobre la bloquera del vestíbulo de entrada.
Un poco más abajo, el río circula silencioso, haciendo honor a su
nombre, solo que la lámina de agua se eleva alrededor de los tres metros
de altura sobre su nivel habitual. Tomadas las fotos de rigor,
continuamos hacia Ojebar.
La nieve pinta la campas en altura por lo que
dudamos sobre si subir el coche o darnos la pateada. Hay cierto respeto a
que cuando salgamos de noche, encontremos que ha nevado más de lo
esperado o el hielo haga acto de presencia. Los pronósticos
meteorológicos indican tímida mejoría así que nos arriesgamos a subir en
vehículo.
Una vez en la boca de la sima observamos que el
caudal que se precipita por la boca es considerable y el salto de agua
envía parte del caudal a la vía fósil. Aitor,Jon, e Iñaki tiran para
abajo. Zeta y David nos quedamos haciendo una presa para desviar la
mayor parte del agua hacia la zona activa, objetivo que finalmente
conseguimos.
Cuando llegamos a la zona del derrumbe nos
cuentan que el agua cayendo por los pozos ha sido bastante molesta y
están ya algo mojados. Confiamos en que el trabajo de mover piedra seque
al personal. Al menos la remontada será seca.
Varias horas de trabajo para un avance pequeño y
lo que se ve por delante es aún más dificultoso. Hoy la corriente de
aire sopla con más fuerza que la semana pasada y no estamos cómodos
mientras toca esperar los relevos en la punta, pero agradecemos el hecho
porque nos infunde ánimo; lo vamos a necesitar a la vista del panorama
que vemos e intuimos por delante.
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