De nuevo nos encaminamos
hacia la sima de Brenavieja con un día lluvioso. El domingo se celebra
la Noche Buena así que hay que hacer hambres para la cena.
Continuamos peleándonos con el derrumbe final, que ahora se complica aún más porque la punta cada vez se estrecha más.
Tras fichar en la obra por
unas horas, damos por bien empleada la jornada. Más no se puede hacer,
otro día seguiremos con renovadas fuerzas y que sea lo que tenga que
ser.
Nos recibe una noche
invernal, pero ya fuera de la cavidad, ahora y apodemos relajarnos y
poner la mente en los regalos que nos traerá el Olentzero (o no). Lo que
es en la sima, por el momento, nada de nada.
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