Aprovechando el buen tiempo volvemos a la zona de Atxarre. En las
últimas prospecciones quedaron dos simas sin terminar por no tener
cuerda suficiente (las ITX-380 e ITX-383), así que aprovechamos que
estamos cuatro para ir con más cuerda y centrarnos en estas dos simas.
El
día está estupendo aunque ligeramente cubierto, con una luz buena para
hacer fotos de exterior pero todavía excesiva para usar a gusto el
lasermetro en las zonas de dolina (se nos ha vuelto a olvidar el láser
verde).
Comenzamos por la ITX-383, en donde el taladro sufre un
pequeño percance; al poco de empezar la batería se sale por estar mal
encajada y, aunque se recupera fácilmente, el paso de una estrechez con
el taladro colgando y sin ella colocada, hace que las conexiones sufran
más de la cuenta y que se suelte una soldadura en la tapa que le hemos
puesto para poder usar baterías de más capacidad. A partir de ese
momento el uso del taladro se vuelve muy complicado, teniendo que usar
las dos manos para perforar con él, lo que no nos impide llegar al final
de la sima, tras descender un pozo de 32 m (alcanzado un desnivel total
de 55 m). Al salir hacemos un péndulo que nos lleva hasta un pozo
paralelo de 10 m sin continuación.
En la ITX-380 se franquea el
angosto paso donde quedamos la vez anterior, en el costado sur del pozo
de entrada. El paso resulta muy justo y ampliarlo sería muy peligroso,
pues habría que romper un diafragma sobre el que descansa una pila de
bloques.
La instalación, con péndulos y pasamanos, se come todos
los anclajes que tenemos y, aunque podríamos reorganizar el equipamiento
para liberar alguno, resulta que la molestia de esa tarea, sumada al
coñazo que resulta usar el taladro en las condiciones en que se
encuentra, hace que decidamos dejarlo para otro día, quedando la sima
equipada a la espera de una nueva oportunidad. Por debajo nuestro
sondeamos un pozo que parece tener más de 30 m.
La experiencia en
la zona de Atxarre nos dice que nada acaba por bajar mucho y que
seguramente estaremos cerca del fondo; es una lastima no saber realmente
si es necesario portear más cuerda para un nuevo ataque.
Simultaneamente
a estas labores se prospecta en el sector, relocalizando cavidades ya
exploradas hace tiempo y alguna grieta que habrá que mirar con cuerda
para ver si tiene algo.
El prematuro final de la exploración nos
deja algo de tiempo que aprovechamos para dar un rodeo en el camino de
vuelta y pasar por el antiguo campamento de Atxarre, lo que nos trae un
montón de recuerdos que amablemente compartimos con quienes no vivieron
aquella aventura. Llegamos con las últimas luces hasta el “todo
terreno”, que nos espera en las Campas de Arraba.
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