Cuando haces espeleología en una montaña media, como es el
caso de Gorbeia, cada vez las condiciones meteorológicas influyen más a la hora
de hacer planes. Cada vez es más difícil encontrar nuevos objetivos en sitios
donde el mal tiempo no fastidie. En este caso unos pronósticos que no eran muy
buenos y que más tarde han resultado ser muy pesimistas nos han hecho elegir la
103; aunque el factor decisivo no ha sido la perspectiva de una larga caminata
bajo los paraguas.
El éxito del invierno pasado en esa cavidad es una buena
razón para volver a topografiar toda la zona vieja (su levantamiento se remonta
a 1981) y tener así un plano moderno y completo; otra buena razón es que ese es
un excelente pretexto para volver a cada rincón y echar una nueva mirada, con
otros ojos, luces y taladros. Una vez tomada esa decisión, lo suyo era
topografiar las zonas más altas y próximas a la boca antes de que los
murciélagos que habitan la sima en invierno ocupasen su lugar de hibernación;
tampoco es cosa de andar molestando a los inquilinos.
En esta primera jornada de revisión topográfica nos
centramos en los pozos de entrada y toda la zona subhorizontal de -80. Aunque
nuestro plan inicial era haber bajado un poco más, el tiempo empleado en
reexplorar zonas que hacia tanto que no visitábamos, sumado al tiempo necesario
para instalar y desinstalar, hace que con el levantamiento de 60 poligonales
demos por aprovechado el día, sobre todo teniendo en cuenta que éramos un
equipo de solo dos personas.
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