Con la tierra de Larra aún en la botas, y aprovechando que la meteo es muy propicia, decidimos dedicar dos jornadas a éstas cavidades en las que la presencia de humedad dificulta su exploración.
En la G-350
 nos habíamos retirado, en el mes de mayo, ante un meandro estrecho que 
nos llevaba hasta la cabecera de un pozo de unos 5 m de desnivel, con la
 cabecera aún más estrecha. La presencia de una tímida corriente de aire
 nos empujaba a insistir en la cavidad.
Tras una incómoda 
sesión de ampliación de cabecera pudimos descender el pozo y comprobar 
que 20 más adelante el conducto volvía a quedar obstruido por piedras, 
Habría que dedicar bastante esfuerzo y además la corriente de aire es 
entrante y saliente por lo que topografiamos lo explorado hoy y 
desequipamos con la idea de abandonar definitivamente la exploración.
En la G-344 dedicamos
 2 descensos para continuar con el desescombro de un estrecho pozo. Aquí
 la corriente de aire es más motivante. Tendremos que insistir en 
jornadas posteriores.


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