Volvemos a ésta cavidad, que equipamos el 12.09.2020, con la intención de re-explorarla con mirada del siglo XXI. Han pasado alrededor de 10 meses sin haber vuelto a ella por causa de la Covid.
Descendemos la serie de pozos inicial y alcanzamos la entrada a los meandros excavados en diversos paleoniveles. Tras reorganizar el material allí acumulado y el que traemos hoy, nos peleamos durante un rato con el laberinto para alcanzar la cabecera del pozo de 46 m. Hay que andarse con cuidado pues los desfondes son frecuentes y el meandro es húmero y resbaladizo.
Tras
instalar el P-46 "exploramos" la galería inferior (volvíamos a pisarla
pasados 35 años). El avance no es evidente y de nuevo tenemos que
dedicar nuestro tiempo a localizar los pasos hacia una escalada que
queremos ver con los frontales de hoy en día.
Una vez
alcanzamos la escalada podemos comprobar que 30 ó 40 m. por encima no
parece haber continuación, sin embargo, 4 metros más arriba de donde
estamos no podemos controlar un punto. y el aire que percibimos
probablemente procede de ahí. Por el momento nos olvidamos de ésta
incógnita, pues llegar a ella es complicado y sufrido.
Estamos
buscando si el paleonivel de la cabecera del P-46 tiene desarrollo que
explorar y nos lleva a una posible continuación de la cavidad (abajo el
activo se vuelve impenetrable).
Nos queda claro que vamos a
intentar resolver el misterio del paleonivel avanzado en alto así que
remontamos el P-46 y comenzamos a instalar la larga y presentida
travesía que será preciso superar para ver si tenemos razón o no y ese
nivel nos lleva más allá de lo conocido.
Calculamos haber
avanzado unos 40 m de travesía cuando decidimos parar por hoy y comenzar
a remontar a superficie, que la vuelta a la civilización será larga.
Salimos y podemos disfrutar de los últimos tonos rojizos que bañan el
horizonte, pero no llegaremos a Bilbao hasta pasada la una de la
madrugada.
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