La meteo no nos asegura un día seco y en consecuencia cambiamos como destino Gorbea por Rasines.
La mañana amanece luminosa en Bilbao pero no cambiamos nuestra idea
inicial, que sigue siendo Rasines. Sí cambiamos de objetivo. Nos iremos
a proseguir las labores de desescombro en el soplador alto de Valseca,
al que ya hemos dedicado dos jornadas previas
hace meses.
No nos cae una sola gota pero a la noche ha estado lloviendo y eso
nos afectará en el trabajo. Efectivamente, la tierra está mojada y la
azada y la piqueta se atascan continuamente de barro espeso y pegajoso,
rebajando nuestro rendimiento.
Estamos ya enfrascados en el plan y no hay marcha atrás. nos
dejamos los riñones y los brazos en el trabajo de zapadores que nos
hemos autoimpuesto.
Nos retiramos anocheciendo, frontales en mano. Hemos atacado un
segundo punto de la dolina con la esperanza de colarnos por encima y
delante de la barrera de bloques a la que nos condujo la anterior
intentona. Nos lo ha puesto difícil, pero comenzamos
a atisbar que estamos a punto de superar el piso de tierra y acceder a
la zona de roca; otra cosa es el tamaño de conducto que nos podamos
encontrar.
Lo mejor del día, es que en la remontada hacia el soplador hemos
localizado un pozo ¡abierto! de unos 10 metros de desnivel. Para
nosotros es nuevo, así que aplazamos con impaciencia la oportunidad de
descenderlo. Hoy no disponemos de arneses y cuerda,
nuestras herramientas son el cubo, la azada, la piqueta, el buril, la
maza, la palanqueta........
Por la experiencia que tenemos del sector, nada ha profundizado por
el momento, pero, como reza el dicho, lo último que se pierde es la
esperanza.
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