El Lunes es festivo, y alguno tiene ganas de hacer algo de
cuerda, pero sin llegar muy tarde a casa, que mañana toca madrugar. Tras
echar mano de internet y darle vueltas decidimos ir a hacer la Cascada
de Gujuli, que con sus 100m de volado es un buen entrenamiento para ir
practicando cuerda. Así que Aitor, Jon y Sara nos dirigimos hacia allí
bien provistos de material.
En un primer momento descendemos por la derecha de la
cascada desde un árbol, es un rapel volado y sin ningún roce, el
problema es que uno de los troncos principales se encuentra partido,
pero aun así el árbol esta vivo y tiene buena pinta, así que Jon lo
equipa mientras los demás nos preparamos. Aitor y Jon bajan primeros,
pero Jon no ha traído el material de espeleo y sube andando atravesando
un zarzal, y Aitor sube por la cuerda. Cuando llega arriba descubre que
se ha olvidado los guantes abajo, le va a tocar volver a bajar…
Ya son las dos de la tarde y el hambre aprieta así que
decidimos comer un poco, para luego descender por la cascada. Esta lleva
poca agua y no sopla viento por lo que el neopreno no es necesario y se
agradece evitar esa parafernalia. La cabecera son dos arboles en buen
estado, pero el uso de protectores de cuerda es obligado.
Esta vez Jon utiliza el arnés de Aitor para bajar y subir,
la idea de tener que volver por aquellos zarzales es impensable. Una vez
arriba Jon le pasa el arnés a Aitor para bajar. Acabamos a las 5 de la
tarde, buena hora para tomar una cervecita y volver a casa.
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