Entramos a la cavidad en domingo, que en ésta
ocasión para nosotros en como un sábado dado que el lunes es día
festivo. Descendemos ésta vez: Alba, Zeta, Iñaki y David y nos dirigimos
a continuar la exploración más allá de la G. del Tenedor.
Decidimos no continuar con la exploración de la
G. de los Pozos así que descendemos a ella para retirar cuerda y
anclajes que dejamos en la punta sur.
Mientras, el equipo de topografía supera el
pasamanos que pasa perpendicularmente por encima de la G. de los Pozos y
a los pocos metros desciende una lateral en rampa topografiando hasta
que, tal como pensábamos, aparece en altura y enfrente sobre el punto
al que hemos ido a por material y en que estábamos esperando para ver si
se confirmaba la hipótesis. Nos vemos entre ambos puntos perfectamente
así que cerramos la topo del circuito con un punto largo y de paso nos
evitamos una potente escalada.
Ya todos juntos avanzamos topografiando por la
pequeña galería en altura, a la que accedimos en la última exploración
tras realizar una desobstrucción en su inicio. Hemos apostado en venir
por las alturas por si acaso terminamos descendiendo en algún otro punto
y ahorrándonos la escalada pendiente vista en la punta sur de la G. de
los Pozos.
Pronto nos damos cuenta que la topo está virando
al sur y nos estamos alejando de todo lo conocido por la zona. Superamos
la corta escalada que nos paró la vez anterior, dejándola equipada. A
partir de ese momento, la progresión se vuelve bastante complicada
obligándonos a avanzar en continuos destrepadas y a continuación
trepadas –no exentas de cierto peligro- para ir avanzado generalmente en
altura. El aire entrando es claro y nos anima a continuar. Uno de las
trepadas – destrepadas, algo más complicadas que las anteriores, nos
detiene momentáneamente para instalar un pasamanos por seguridad. Unos
metros más allá llegamos a una ampliación de la diaclasa, pero la
galería está plagada de grandes bloques y nos lleva un buen rato
re-encontrar el aire. Por un lado equipamos un pozo y topografiamos unos
70m hasta alcanzar un laminador impenetrable por el que curiosamente el
aire llega, y muy evidente.
Mientras el equipo topografía, también se
comienza a instalar una travesía en altura, en donde el aire aspirante
que traemos se pierde. Unos metros más adelante observamos que el aire
enfila vertical hacia arriba. Se adivina una posible galería unos 20 m
más alto. Seguimos equipando la travesía en sentido ascenderte para
situarnos bien bajo la escalada y hasta acabar la batería del taladro,
mientras el equipo de topo regresa.
De nuevo nos hemos quedado sin cuerda y con pocos
anclajes libres. Un rápido conteo de poligonales nos hace ver que hemos
topografiado algo más de 300 m y todavía quedan otros 50 por
topografiar en un meandro que vuelve por debajo y hacia atrás hasta
volverse impenetrable, pero eso será ya otro día, que tenemos más de 4
horas de regreso a la superficie.
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