Sábado lluvioso y ventoso que nos invita a entrar corriendo a
la sima. Descendemos a la Sala con la intención de continuar
con la exploración que Pedro realizó en solitario hace mes y medio. Tras una
revisión del perímetro y la sala en general, localizamos un
par de pozos, y un par de escaladas evidentes, más una fractura en el
techo, más una corta lateral en la que escuchamos el rumor de un pequeño
regato, más una gatera que aspira aire, en la que hay que realizar una
importante sesión de desescombro para ver si podemos pasar. Todo ello más o
menos se sitúa en la zona superior de la sala.
Optamos por centrarnos en la parte más alta, justo por
debajo de la conexión que realizamos la semana pasada llegando por el
techo desde la G. de las Escaladas. Comenzamos con el descenso de un corto
pozo entre bloques que nos lleva un laberinto de pequeñas -aunque bonitas-
galerías. Un poco más arriba y adelante de este pozo, descendemos otro
pozo que comunica con lo ya explorado. En total unos 70 m de desarrollo,
pero lo damos por terminado.
Un poco por encima del pozo que acabamos de
descender nos espera una escalada de unos 8 m (ya vista la semana
pasada). Según vamos escalando notamos que el aire se encamina hacia arriba
¿encontraremos algo interesante?. Arriba nos recibe una pequeña galería, pero
nuestra alegría se ve pronto interrumpida por un pozo. Tal como imaginábamos que
podía ocurrir hemos ido a parar a la fractura en el techo de la sala
que habíamos visualizado en el reconocimiento previo de la sala. De nuevo
resolver una incógnita nos lleva a cerrar otra. Realizamos una
travesía por encima de este pozo que cae sobre la sala porque a unos 8 m hay un
corto diafragma rocoso tras el observamos un nuevo pozo que tiene que caer de
nuevo sobre la sala, pero sobre todo, para ver la continuación de la fractura en
alto, que avanzaba unos 20 m y no podemos divisar todo el contorno. Tras superar
los primeros 8 m de travesía alcanzamos el segundo pozo; este gotxo es bastante
más amplio que el anterior y nos obligaría a realizar una nueva travesía,
totalmente aérea, para ver el extremo final de la fractura, que se encuentra a
12 m y +7 aproximadamente. Iniciamos la travesía, pero sin intención de
terminarla (además no tenemos anclajes ni cuerda suficiente) sólo para divisar
si tras un saliente pudiera abrirse una galería. Comprobamos que no
hay tal posibilidad y damos por finalizado nuestro viaje aéreo dado que lo que
vemos por delante es muy trabajoso y el final de la fractura no tiene ninguna
pinta de continuar. Antes de desequipar la travesía miramos el sentido del aire.
Es saliente, raro en la cavidad, e interpretamos que debe ser el aire que
entra en la sala por abajo y vuelve por arriba.
Topografiamos lo poco que hay aquí arriba y desequipamos la
escalada. Una vez abajo, comprobamos de nuevo que el aire sube y nos
arrepentimos un poco de haber desequipado la escalada aunque, por otro lado,
nada hemos visto arriba que nos lleve a pensar que hay algo que se nos pueda
haber pasado, la galería es pequeña y hemos revisado todo recoveco a
la vista. Quizá volvamos en un futuro porque el aire converge allá arriba y por
el momento es un pequeño misterio.
Son las 20 h y decidimos comenzar la retirada y no
abrir nuevos frentes, que mañana tenemos reunión de la UEV y la Universidad del
País Vasco. Salimos con 150 nuevos metros de desarrollo y la esperanza "todavía"
de localizar una continuación en la
Sala.
Este fin de semana nos ha ocurrido algo a lo que no estamos muy acostumbrados, y es que hemos descubierto que nos han robado material que teníamos en la sima: dos sacas muy viejas y un mosquetón. Un acto cuanto menos estúpido, que podría haber tenido además consecuencias más serias. Durante el descenso no advertimos la falta del mosquetón (se ve que íbamos a lo nuestro), que formaba parte de un doble anclaje común a un pasamanos de cierta longitud y un pozo de 20 m; así que nos colgamos de una instalación con un único spit que, como el resto de los que hay en la sima está muy usado y se afloja con suma facilidad, lo que nos obliga a una constante labor de revisión (cosa que normalmente hacemos de subida, mientras nos damos un respiro); de haberse soltado ese spit, podría haber tenido consecuencias muy grabes, dado el importante factor de caída.
Es muy probable que acabemos sabiendo quien ha sido; nadie se mueve por la zona sin el control de los lugareños, con quienes, después de casi 40 años por allí, tenemos una relación muy estrecha.
Este fin de semana nos ha ocurrido algo a lo que no estamos muy acostumbrados, y es que hemos descubierto que nos han robado material que teníamos en la sima: dos sacas muy viejas y un mosquetón. Un acto cuanto menos estúpido, que podría haber tenido además consecuencias más serias. Durante el descenso no advertimos la falta del mosquetón (se ve que íbamos a lo nuestro), que formaba parte de un doble anclaje común a un pasamanos de cierta longitud y un pozo de 20 m; así que nos colgamos de una instalación con un único spit que, como el resto de los que hay en la sima está muy usado y se afloja con suma facilidad, lo que nos obliga a una constante labor de revisión (cosa que normalmente hacemos de subida, mientras nos damos un respiro); de haberse soltado ese spit, podría haber tenido consecuencias muy grabes, dado el importante factor de caída.
Es muy probable que acabemos sabiendo quien ha sido; nadie se mueve por la zona sin el control de los lugareños, con quienes, después de casi 40 años por allí, tenemos una relación muy estrecha.
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