La meteo pronostica baja probabilidad de lluvias así que nos animamos a continuar con la labor iniciada hace un par de semanas: terminar de instalar Urtetxe´ko Lezea. Tras unas ligeras modificaciones en la instalación alcanzamos la galería.
Lo primero es realizar -para los que no la conocen- una ligera visita al inicio del largo pasamanos que en su día nos condujo hacia la galería que finalmente (tras excavar un largo túnel) conectó con la sima de Otxabide.
En el sentido 
contrario nos vamos hacia el fondo de la misma galería, pero en 
dirección Norte. Nos sorprende, para nuestra decepción, el final; 
nuestro recuerdo nos dibujaba el terreno como un laminador evidente al 
que veníamos a excavar a ciegas.
Lo que nos encontramos es más
 bien una salita terminal, con el suelo bastante húmedo, que da la 
impresión de inclusive formar un pequeño lago estacional en época de 
fuertes lluvias.
Realizamos una pequeña cata para ver cómo 
respondía el suelo al envite de la pala. Las sensaciones no son buenas, 
el barro es  espeso y ofrece bastante resistencia. 
Dado que 
henos venido a darle a la pala, decidimos, en un arrebato de optimismo, 
que le daremos a la pala. Nos vamos al punto más extremo y nos 
entregamos a la tarea. Excavamos una cata amplia por algo más de un 
metro de profundidad hasta que alcanzamos un suelo de colada dura. A esa
 profundidad  se hace penoso avanzar sin ampliar más el perímetro de la 
cata y ya cansados y húmedos decidimos retirarnos.
Tras 
pensarlo un poco  aparcamos la idea de desequipar la sima. La dejaremos 
equipada para que la puedan conocer algunos más del grupo, hacer otro 
intento "loco", y quizá tomar alguna foto.
Alcanzamos la superficie ya de noche, y nos retiramos  con temperatura templada y una bonita y amarillenta luna. 


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