Descendemos a la RN-103 para continuar la exploración en la galería
Jincana. El 23 de abril nos paró un pozo y teníamos ilusión en
descenderlo y que la galería continuase. En la zona de descenso al río
dedicamos un buen rato a hacer mejoras en
la instalación. Conseguimos superar el pozo de cabecera estrecha por
otro punto que desobstruimos el 23. La nueva cabecera también es
estrecha, pero es un paso corto y menos problemático. En el descenso
también aprovechamos para cambiar cuerdas dejando aquí
de 10 m.m. para llevar hacia la punta las de 9 m.m.
Ya en la galería Cochina, podemos comprobar que en un paso
sifonante el agua ha borrado nuestras huellas. No hace más que confirmar
nuestras sospechas, tenemos que vigilar mucho la meteo.
Llegamos al pozo por descender. Son apenas dos resaltes encadenados
por una rampa, pero todo jabonoso, lo que nos obliga a dejar una cuerda
de más de 20 m. Una vez hacemos pie avanzamos ansiosos pero llegó lo
que esperábamos por la cota en la que nos estamos
moviendo. Un feo, sucio y pequeño sifón termina con nuestras
esperanzas. Los 40 m nuevos que apenas avanzamos entre paredes
embarradas nos lo venían anunciando.
Tras topografiar toca retroceder. Allí estamos, con un montón de
material y con el bajón. Por encima de los dos resaltes nos espera una
pequeña escalada en una lateral. Por supuesto con abundante barro.
Afortunadamente no nos hace sufrir mucho, una vez
arriba se acaba claramente.
Continuamos desequipando y revisando con atención los techos. En la
colada grande que hay justo por debajo de la última escalada,
comenzamos una nueva escalada. La topografía nos indica que allí ha
habido un cambio de la dirección que traíamos en la galería
Cochina y confiábamos en encontrar continuación.
Mientras escalamos intentamos comprobar si es por allí donde se
pierde el aire, pero no lo conseguimos determinar. Una vez arriba de la
colada de nuevo buscamos el aire pero no parece haberlo. La escalada
continúa hacia arriba por un estrecho y aunque
no percibimos aire, no queremos dejar de subir y ver el final con
nuestros ojos. Como se nos ha hecho tarde, decidimos dejar equipada la
escalada y tomarnos con calma la revisión en una próxima exploración.
Retrocedemos portando material, no lo queremos retirar del sector
por si localizamos una continuación, pero tampoco dejarlo todo al fondo y
encontrarnos con un desequipe final que sin duda ya de por sí será
sufrido.
Remontamos la sima con el bajón de haber perdido lo que creíamos
una posible exploración, difícil y sucia, pero continuación. Ahora no
tenemos claro si hay aire, no vemos incógnitas claras y el barro
amenazando con robarnos las ganas.
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