Aprovechamos el magnífico día que nos anuncia la meteo, para trabajar en
el exterior. Decidimos irnos hasta el valle de Valseca para abordar la
desobstrucción de un soplador localizado hace más de 30 años, en el que
volvimos a poner la mirada
tras revisar unos viejos informes.
Llegamos hasta el soplador y comenzamos el desescombro. Apenas un
agujero poco mayor que un puño, pero nos enfrentamos con tierra y barro
por lo que llevamos esperanzas de ampliar la oquedad y ver qué nos
depara.
Tras 4 horas de pelea con el barro despejamos un buen hueco y se
puede decir que ya empezamos a ver el problema con el que nos
enfrentamos. No sondeamos más de 2 metros por el momento y el paso entre
la roca se ve estrecho, pero se puede trabajar.
Necesitaremos otro día de trabajo para descender un metro y medio aproximadamente y ya saber si hay posibilidades de paso.
Por el momento el aire que circula en sentido saliente nos motiva a
volver sobre el soplador. También el misterio que sin duda encierra el
drenaje de esta importante depresión en la que por el momento solo la
torca de Castaños de Doña Luisa está a la altura
del tipo y desarrollo de cavidad que se debería haber conformado.
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