Nuevo descenso a la 103, pero ésta vez nos encaminamos hacia la G.
Olentzero, precisamente a una de sus laterales en la que comenzamos su
exploración a mediados de junio de 2017.
Nos recreamos en el viaje por la G. Olentzero hacia la lateral a
explorar porque llevábamos año y medio largo sin pisar éste sector.
Volvemos a equipar el pozo de acceso a la lateral y el que le sigue
mientras el equipo de topo viene por detrás. Alcanzamos la base de la
escalada que nos paró y la escalamos relativamente fácil. Arriba nos
espera una nueva escalada y un pozo lateral.
Decidimos bautizar la galería como Cañón Salado.
Vamos a por el pozo, por donde marcha el aire. Una vez abajo llega
la decepción, la base del pozo y la corta galería que le sigue están
profusamente cubiertos de sedimentos hasta el punto que la continuación
se colmata sin posibilidad de desescombrar.
En la base del pozo también nace una nueva escalada que nos da algo
de esperanza, pero termina colmatándose unos metros más arriba.
Remontamos el pozo y vamos a por la escalada vista en su cabecera, pero
rápidamente comprobamos que por allí tampoco vamos
a ningún lugar. Un rápido conteo nos indica que hoy hemos topografiado
140 m.
Desequipamos la zona y llevamos el material hasta el cruce en el
que nos espera topografiar y continuar la exploración hacia arriba.
También hay aire, ahora que llega, pero en principio no nos parece tan
interesante como lo explorado. Veremos qué da de
sí, pero hoy ya nos retiramos. Todavía nos queda obtener unas cuantas
fotos y hacer un par de observaciones geológicas y no queremos llegar a
casa a altas horas de la madrugada.
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