Desde hacía ya bastante tiempo quedaba pendiente la
topografía del túnel que excavamos para unir las simas de Otxabide e Iruagiñeta
(ITX-147) y le había llegado el momento. Al plantearlo se nos ocurrió hacerlo
coincidir con unas prácticas de topografía, con el objeto de que “los nuevos”
se introdujesen en las tareas del dibujo.
Los pronósticos meteorológicos nos habían predicho un día
con una progresiva mejora a partir de una noche muy lluviosa, pero la mejora se
anticipo, así que la subida hasta la boca de la sima fue bajo un radiante sol
primaveral, que puso en valor la crema solar e hizo que los paraguas se
quedaran en los coches.
Tras el refrigerio de rigor nos pusimos con lo de la
topografía en el piso superior, lo que a alguno le sirvió para redescubrir
zonas de la sima casi olvidadas (e inmortalizarlas en alguna fotografía).
Después de un rato en estas tareas bajamos a la zona de
abajo y, tras un pequeño recorrido por las vistosas galerías freáticas del
sector, nos encaminamos al “túnel”. Habíamos cruzando los dedos para que la
corriente de aire que se estableció en la gatera tras su apertura hubiese
secado el desagradable barro que nos mortificó durante las labores de desobstrucción
-como así fue-.
En su día los finales de ambos extremos nos parecieron tan
definitivos que ni en uno ni en el otro se nos ocurrió dejar marcado por si
acaso los puntos topográficos, así que fue necesaria una poligonal más larga de
lo que habría sido lógico para un tramo nuevo -el túnel propiamente dicho- de
tan solo 35 m (un tramo que durante las sesiones mineras nos había parecido mucho
más largo).
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