Desde hace ya bastante tiempo tenemos pendiente acceder a una galería que se inicia en pleno techo del conducto, a poco más de 4 m del suelo; el caso es que la pared más próxima está a 50 m de distancia y una travesía tan larga y en extraplomo no mola. Si el suelo fuese más regular podríamos hacerlo en plan castellers, pero no es el caso y resulta peligroso; así que, lo suyo es una pértiga de bambú, que se pueda montar a medida in situ.
Con esta idea en la cabeza hemos dejado secar durante meses piezas de bambú y era el momento de probar si la idea era viable. Con este plan nos hemos ido a Lezama, hasta los robles de nuestro colega Eneko a experimentar con palos y bridas. El resultado ha sido el esperado; ya solo falta usar montar y usar la pértiga en la cueva, a varias horas de la entrada.
Como la ocasión la pintan calva y el lugar era muy propicio hemos aprovechado para practicar maniobras de autosocorro y medios de fortuna, cuya práctica nunca está de más.
Repetiremos.
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