Una vez más la lluvia nos empuja al karst de Rasines. El objetivo de
esta lluviosa jornada es la exploración en la torca de las Corveras de
un meandro que nace en la zona superior del pozo de 70, a unos 60 m del
suelo.
Aprovechando un claro entre chaparrón y chaparrón, salimos
corriendo del vehículo, La siguiente chaparrada nos caza a 200 m de la
boca de la sima por lo que llegamos secos.
En el P-70, un
péndulo nos permite acceder a la entrada del modesto meandro colgado.
Rápidamente deviene pequeño y desfondado, pero nos podemos desatar de la
cuerda. A duras penas, empotrados, y poniendo atención a las zonas
desfondadas, avanzamos intentando que los limos resbaladizos no nos
escupan meandro abajo.
Una bifurcación del meandro nos permite
alejarnos de las alturas del P-70 y entre destrepes, más o menos
delicados, alcanzamos una gatera horizontal que nos conduce a una
estrecha cabecera de pozo en el que sondeamos quizá entre 60, 70 u 80 m.
No sabemos exactamente si será penetrable dicha cabecera, pero las
incomodidades del meandro y que estamos casi seguros conduce en alto del
P-30, además de no tener suficiente cuerda para descenderlo, nos
hace desistir de continuar la exploración.
En total podríamos haber avanzado unos 50 m, que no topografiamos.
Nos
retiramos un poco desanimados, esperábamos o no avanzar más que unos
pocos metros o en su defecto haber localizado una continuación evidente y
cómoda hacia el fondo de la sima, o que se separase de las verticales
conocidas pero no ésta continuación nada clara y poco motivante.
A la salida más de lo mismo. Esperamos entre chaparrón y chaparrón (ahora más próximos entre sí) par para volver al coche.
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