Aprovechamos la Semana Santa para realizar un par de entradas
a la cavidad. En ambas participamos Esther, Pedro, Iñaki y
David.
El viernes 29 nos presentamos sobre el pozo
que no pudimos tocar fondo la semana pasada. Reforzamos la instalación y por fín
alcanzamos el suelo. Nos recibe una amplia rampa descendente,
pero, pocos metros más adelante, todo se colmata. Revisamos todos los
recovecos buscando desesperadamente el potente aire entrante que nos
acompaña desde la boca de la sima, pero es evidente que el camino no se
encuentra aquí abajo. Remontamos el pozo e iniciamos una larga travesía en alto;
tras un avance en altura de unos 60 m , utilizando casi toda la cuerda y
anclajes que llevamos, conseguimos llegar una galería colgada que no se veia,
pero queríamos intuir. El aire y el tamaño del conducto nos hace sentir que
estamos de nuevo en el camino. Nuestra alegría no dura
mucho, un nuevo hundimiento y sólo nos quedan 2 cuerdas de unos 15.
Afortunadamente el fondo desciende en fuerte rampa por lo que usamos sólo
una cuerda y destrepamos con sumo cuidado para reservarnos la otra. De
nuevo nos damos de bruces con una amplia galería colmatada de sedimentos
limo-arenosos. Es evidente que de nuevo tenemos que continuar en altura.
Afortunadamente vencemos esta segunda travesía en altura con las
2 cuerdas que nos quedan. La galería continúa en alto y podemos avanzar otros
100 m o más, salvando un desfondado peligroso sin cuerda que nos prometemos
equipar en la próxima entrada. Nuestra alegría queda completada cuando la
galería por la que progresamos desemboca a modo de lateral en un
conducto aún mayor, es decir, que por dónde avanzamos parece un
simple afluente. Hacemos un rápido reconocimiento de la
nueva galería hacia arriba, por donde notamos que marcha el aire con mayor
nitidez. Tras correr literalmente, unos 100 m. volvemos satisfechos y pensando
que hemos encontrado algo importante. Nos sentimos satisfechos con los 350
m topografiados y lo nuevo visto. Remontamos con grandes esperanzas para la
próxima entrada.
El domingo 31 descendemos con urgencia,
por la ganas que tenemos de ver si nuestras expectativas se cumplen. Mientras
equipamos el pasamanos sobre el pozo peligroso, el equipo de topo avanza alegre
agradeciendo la comodidad de la galería. Llegados a la bifurcación, Pedro,
que se ha adelantado explorando, nos comunica que la gran galería hacia
abajo más bien parece ser una sala y que no ha encontrado continuación evidente;
le dejamos revisando a fondo la sala mientras la topo continúa gran galería
hacia arriba (mucho más modesta la sección hacia arriba). Continúa la
progresión fácil y fósil. Paramos un momento para revisar una lateral
descendente que dejamos en aparente continuación. La galería por la
que venimos topografiando poco a poco va reduciendo su sección hasta que
las lajas casi parece que la colmatan, pero tras un breve desescombre la galería
continúa por un bello tubo fréatico descendente que parece terminar colmatado. Se
nos une Pedro que se suma al equipo de topo y David se libera para
continuar explorando. Tras superar un estrecho pasaje nada aparente, viene
la sorpresa, conectamos con una amplia galería y al fondo parece oirse el rumor
de un cauce. David explora este nuevo sector, pero no puede descender
hasta el cauce del río y vuelve a buscar al equipo de topo. Ya todos juntos
disfrutamos de esta nueva galería. La arena seca se ve
substituida por barro seco, cada vez más húmedo según descendemos. La
nueva galería es amplia y los metros de topo se suman con
facilidad. No alcanzamos a ver el río (o riachuelo) con
claridad, pero, pese al tamaño de las nueva galería parece que no presenta
una continuación clara.
Al final de la jornada, cuando ya decidimos finalizar la topo,
forzamos un destrepe entre bloques y barrizal que permite a Pedro
alcanzar la base de la galería. No llega a ver el río. Diaclasa arriba lo
deja en lo que parece clara continuación, hacia abajo alguna que otra
lateral, pero no llega a pisar el río (¿estaremos en una diaclasa
paralela a por la que hemos escuchado el río?).
De nuevo nos retiramos muy contentos, calculamos que los 80
puntos realizados hoy sumarán unos 800 m de topo y tenemos al menos 200 o
300 m vistos. Hay bastante aire y alguna que otra escalada a realizar. Las
perspectivas son buenas, aunque el lodazal que pisamos varios metros por encima
de lo que se supone el cauce del río nos preocupan (sifón temprano?), y anuncian
complicaciones para la exploración.
De nuevo, una día más, remontamos a superficie con la
moral de exploración alta y con muchas ganas de ver sobre el mapa la raya que
hemos trazado.
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