lunes, 18 de septiembre de 2017

16.09.2017 Sima Corveras continua el descenso

Amanece día lluvioso y venimos de jornadas anteriores también con lluvias, la razón dice que no es aconsejable ir a Corveras, pero como lo único que ponemos en riesgo es no ser muy efectivos si hemos de retirarnos por estar la sima intratable, las ganas de continuar la exploración nos llevan en volandas.

Subimos hacia la sima bajo la lluvia: Sara, Aitor, Jon, Iñaki y David. Cuando llegamos a la entrada vamos medio arrepentidos, la erreka corre saltarina y ruidosa hacia las profundidades. Mientras el equipo de topografía comienza su labor, el equipo de exploración decidimos continuar hasta que la sima nos pare.

Avanzado por el estrecho meandro que conduce a la cabecera del P-73 escuchamos el fuerte rumor del agua, pero ya que hemos llegado hasta allí vamos a ver hasta dónde podemos descender. Gratamente sorprendidos descendemos el gran pozo, el escándalo proviene de más abajo.  Terminamos de instalar y descender el P-20  y alcanzamos la cabecera del P-30 que vislumbramos hace dos semanas. El caudal surge rabioso de un meandro y se precipita amenazante al abismo, pero podemos montar una travesía en alto y el meandro hace un giro alejándonos del agua, lo seguramente nos permitirá comenzar el descenso secos. Una vez instalado podemos descender. En la zona inferior del P-30 Aitor se moja de lo lindo, pero puede constatar que el meandro que se inicia en la base del pozo es impenetrable. Hay que buscar paso en altura.

Llega el equipo de topo a la base del P-73 y terminada la topo opta por remontar a continuar topografiando otras zonas de la cavidad, aquí abajo con la bulla  y la bruma sería un suplicio topografiar

Volviendo al P-30, A 15 m. de la base divisamos un meandro que parece penetrable. De nuevo a montar travesía con la radio a todo volumen a las espaldas, pero afortunadamente solo llega la humedad de la bruma. Alcanzamos el meandro, es estrecho pero penetrable, 15 m más delante de nuevo a equipar pasamanos sobre meandro desfondado para alcanzar un punto lo suficientemente ancho para descender. Al menos el agua no la tenemos encima, pero la escuchamos golpear por debajo.

Descendemos un pozo de unos 25 m y de nuevo la cascada amenazante, pero una vez más por donde
circula el agua se vuelve impenetrable y tenemos que montar un pasamanos unos 8 m por encima de la base del pozo. Terminamos los anclajes que traíamos instalando ul pasamanos ascendente, afortunadamente podemos alcanzar la nueva cabecera y divisar un pozo de al menos 25 m. que no es imposible sondear porque el estruendo del agua no deja amplitud de onda acústica para ninguna otra música cantarina.

Remontamos la sima al encuentro con el equipo de topografía que ha terminado de topografiar la boca por la que entramos y está levantando topografía de la segunda gran boca. Ya todos juntos, un paso de hombros permite superar una barrera de derrubios cementados y continuar la topografía y exploración de ésta segunda boca. Se descienden dos pozos y tras avanzar unos metros por el meandro se llega a la cabecera de lo que sin casi duda es el P-36 de entrada, pero no hay cuerda para descenderlo, ni mucho interés si es tal.

Finalmente, la jugada nos ha salido medio bien. En un día que aconsejaba no ir a esa sima, hemos podido descender un poco más, instalar más de 20 anclajes y localizar el camino que nos ha llevado a una nueva vertical por la que la sima continúa hacia abajo. Y también hemos podido lanzar 80 puntos de topo. No está nada mal. La próxima exploración será ya en otoño.

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