martes, 20 de junio de 2017

17.06.2017 RN-103 G. de los Pozos, zona Sur

Día en el que los meteorólogos nos asustan con los calores y nosotros que somos muy crédulos, nos sumergimos en la 103 para poner remedio. Descendemos: Alba. Zeta, Aitor, Iñaki y David. Nuestro objetivo es continuar con la exploración de la G. de los Pozos, en su sector sur, exploración que dejamos pendiente el 8 de abril.

Habíamos dejado pendiente la topografía del final y una escalada en el extremo de la diaclasa. Mientras se topografía, realizamos la escalada. Una gatera larga, no muy ventilada, y poco atractiva nos hace decidirnos a abandonar la exploración y retirarnos desequipando. Después descendemos el pozo regado, bajo el pasamanos. Hoy hay poco agua y no sufrimos. En la base es pequeño. Hacia arriba se cierra inmediatamente, hacia abajo conecta por un estrecho desfondado con la base del otro pozo cercano que descendimos el 8 de abril. Se topografía y desequipa.

No vemos bien el techo por encima de pasamanos así que escalamos para cerciorarnos de que en altura no se abre una fractura paralela a la por que circulamos. Una vez arriba no vemos continuación alguna. Nos retiramos de la zona desequipando el pasamanos. Hoy hemos sumado 125 m en ésta zona de la que nos marchamos un poco mosqueados porque percibimos algo de aire, que no conseguimos explicar por dónde desaparece (además de por la gatera del extremo sur).

Todavía nos queda un poco de tiempo así que no ponemos a explorar el pozo que hay en la base de la vertical que nos da entrada a la G. de los Pozos. Se trata de un pozo complicado y embarrado que se dirige por la fractura en dirección sur. En altura la diaclasa también parece que continúa. Una vez abajo, exploramos unos 80 m hasta que comienza a complicarse el avance. Observamos un posible paleonivel en altura. Pensamos que quizá debamos abordar antes la exploración en altura y ver si nos podemos mantener en alto o caemos sobre estos 80 m recién explorados y evitamos alguna escalada. Para empezar será necesario instalar un largo pasamanos el alto de la vertical de acceso.

Dejamos el nido de material y cuerda en la zona, retirando algunos de los anclajes más castigados por el barro para darles un poco de reposo y repaso.

Son las 2 y media de la madrugada cuando estamos todos en la calle. Un precioso cielo estrechado y una agradable temperatura nos hacen pensar en lo bien que nos quedaríamos a dormir allí mismo, pero se impone la realidad y hay que poner rumbo a Bilbao.

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