lunes, 30 de mayo de 2016

28.05.2016 II Jornadas de Espeleología y Patrimonio Cultural Subterraneo‏

Éste sábado no toca ir a la sima, El Dpto. de Patrimonio Cultural de la Diputación de Bizkaia, en el marco de las actividades programadas con ocasión del centenario del descubrimiento de la célebre cavidad de Santimamiñe,  organiza las II Jornadas de Espeleología y Patrimonio Cultural, en colaboración con la Unión de Espeleólogos Vascos.

Nos juntamos en Bilbao, en la sala Ondare de los locales de Diputación en Mª Diaz de Haro. Estamos bastantes menos que las Jornadas del año pasado, pero aún así somos una nutrida representación espeleológica de los 4 Territorios de Hegoalde.

Por la mañana, tras la presentación de las Jornadas de la mano de Mikel Unzueta (Director del Dpto. de Patrimonio de la Diputación de Bizkaia) disfrutamos de tres magníficas charlas, dos a cargo de arqueólogos muy conocidos en el ámbito espeleológico:  Tana y  Diego, y la tercera presentada por Gotzon, espeleólogo del ADES de Gernika.

Tres charlas destinadas a reforzar nuestros conocimientos sobre el arte parietal y algunas claves para su localización, sobre los nuevos descubrimientos realizados en los últimos años,  y sobre el estado actual de las campañas de estudio en el País Vasco.

Si en las primeras Jornadas se nos apuntó claro la importancia de la labor de los espeleólogos en la localización de arte parietal , en éstas segundas, y tras los éxitos conseguidos en tan solo un año, ha quedado demostrada sin lugar a duda la idoneidad de la celebración de éstas Jornadas y la labor de impulsar la colaboración entre arqueólogos y espeleólogos en el campo del arte parietal también (en el arqueológico y sobre todo en el  paleontológico estamos bastante más compenetrados).

Tras comer todos juntos, nos fuimos hasta Berriatua, para poner la guinda al pastel. La visita a la cueva de Atxurra, para ver in situ el último hallazgo realizado en Bizkaia sobre arte paleolítico, precisamente de la mano de arqueólogos y espeleólogos trabajando juntos.

La verdad es que varios de los grabados que nos llevaron a observar, apenas se distinguía nada, realmente había que echarle algo de imaginación mientras los descubridores nos trazaban las figuras en el aire, junto a la pared. Realmente hay que ir a buscarlos con mucha paciencia, aunque a veces, son los grabados y pinturas quienes nos encuentran nosotros y se muestran claramente con todo su esplendor.

Volvimos todos para casa muy motivados, aunque los que trabajamos en karst de montaña, tenemos la tarea por casi imposible ¡¡se supone!!


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