Estábamos un equipo bastante reducido de modo que primaba buscarse un objetivo accesible, así que nos fuimos a la 103, a terminar la topografía de la zona final de la segunda vía, el sector donde se entronca con las galerías de -250; una parte de la sima que no frecuentábamos desde hace tres décadas.
Como no sabíamos en que estado nos encontraríamos la instalación nos llevamos placas con tornillos para spit, tornillos para parabol y, por si acaso, tornillos roscapiedra y el correspondiente taladro. Gracias a ello pudimos explorar una pequeña zona virgen con pequeños pozos y travesías, que complicaban la exploración de un autentico laberinto tridimensional excavado por disolución a favor de distintas diaclasas. Quedaron algunos pozos sin bajar por falta de cuerda, pero si que pudimos arrojar papeles de topografía que luego fueron localizados en la galería ya conocida de -250.
Resultados: 150 m de desarrollo de los cuales eran nuevos algo más de una tercera parte.
Nos habíamos propuesto también el objetivo de retopografiar el ramal que lleva al antiguo fondo de la sima, pero tuvo que quedarse para otra ocasión.
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