miércoles, 28 de octubre de 2020

24.10.2020 Larreder, no eran simas desconocidas


 

Ante el anuncio de buen tiempo nos resistimos a entrar todavía  en grandes cavidades y decidimos continuar con labores de catálogo, que exigen más tiempo a la intemperie.


El miércoles 21 de octubre habíamos localizado unas simas en las cercanías de Larreder (Gorbeia) y decidimos abordar su exploración y catalogación.
Los coches remontan en pelotones hacia Pagomakurre y nos alegramos de habernos quedado en Larreder y así librarnos de los inevitables atascos producidos por el bloqueo de los coches descendiendo al no encontrar aparcamiento y los que subían, no queriendo renunciar a la posibilidad de aparcar arriba,
Antes de descender el amplio pozo, que había sido utilizado como nevera en el pasado, decidimos descender uno más modesto, que se ubica a tan solo 5 m. Calculamos que podría conectar con la nevera, y así fue, aunque no alcanzamos la base de ésta última. Nos quedamos a unos metros ante un paso estrecho que decidimos no valía forzar. Remontamos topografiando y desequipando. 
Descendemos el amplio pozo de la nevera y abajo nace un meandro con aire.
¡Cómo no suena esto!! pero no vemos huellas ni spit asçi que equipamos los dos siguientes pequeños pozos y decidimos recorrer el estrecho y bien ventilado meandro con la atención puesta en la localización de posibles huellas. Efectivamente, al final encontramos una huella muy clara y algunos indicios en algún otro punto. No cabe duda, son nuestras huellas de hace 25 o más años.
Nuestro gozo en un pozo, solo que remontar tomandonoslo con calma y obteniendo algunas fotos. La jornada espeleológica se nos ha truncado de raíz.
El paraje está tan modificado después de 25 años (donde antes había un bosque de pino sucio, ahora hay una cuidada pista, hierba limpia, una bonita y antigua canalización del arroyo para evitar que caiga por la nevera, simas protegidas por estacas y redes, nuevo arbolado, ......)
Tan confiados estábamos de que eran nuevas cavidades, y además tan accesibles, en fin, un plan sin complicaciones, que no tomamos la precaución de comprobar las coordenadas.
Aprovechamos lo que queda de jornada para pasear hasta que anochezca por el karst de Karkabitxueta, tomar unas fotos de lapiaces, y también de algunos troncos de árboles arrancados de cuajo por la tormenta del martes noche.



 

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